martes, 27 de noviembre de 2007

Delicias del Comunismo


EL "ÐOCTOR MUERTE" DE STALIN
por Irina de Chikoff
(Traducido y resumido por PGdeC)





(LE FIGARO - París - miércoles 18 julio 2007 )






Nacido en 1899, Grigori MoIssevitch ("Moisesillo" ) Mairanovski es
médico. Desde 1937, dirige el laboratorio de investigación toxicológica (
para desarrollar venenos, creado por Lenin y llamado "Gabinete") la NKVD
(Comisaría del Pueblo para la Seguridad del Estado, después rebautizada KGB)
a la cabeza del cual Lavrenti Beria acaba de reeplazar a Nicolas Ejov.
Maïranovski, cuando recibe su cotidiano lote de condenados, los
trata siempre con afabilidad: los examina, les da de beber y de comer, y los
invita a reposar en un cuarto parecido a los de un hospital, pero con la
puerta cerrada. La víctima se acomoda. La observación puede comenzar. Un
ayudante anota con cuidado todas las fases de la agonía.
Beria aclara que el laboratorio debe encontrar tóxicos que no dejen
ninguna huella. La muerte debe parecer natural. Lo ideal sería una «
insuficiencia cardiaca ».
Grigori ensaya escrupulosamente cada producto en diez de sus
"conejillos" , o como solía llamarlos, "pajaritos". Varía los modos de
ingestión y las dosis, según la edad y la constitución física. Si en el
decimocuarto día el detenido sigue milagrosamente vivo, se le ejecuta.
Periódicamente todos los cadáveres de los sometidos a "experimentos"
son calcinados en el crematorio, excepto uno, que es autopsiado en el
hospital Sklifasovski. Cada vez, el director del laboratorio X (como se
designa a la Lubianka), espera con ansiedad que los resultados demuestren la
perfección del veneno.
Mairanovski trabaja con la digitalina, la colchicina, el talium, la
ricina, el curare. También se esfuerza por hallar un suero de la verdad. En
los sótanos de la Lubianka experimenta personalmente sobre los detenidos,
con balas envenenadas y un bastón con veneno mortal, pero sin tocar órganos
vitales. Sueña con un tóxico que se pueda pulverizar. La NKVD le ha exigido
que experimente con un camión con gas para eliminar con mayor rapidez a los
« traidores », ¡porque hay tantos...!
En 1943 es ascendido al rango de coronel de la NKVD y recibe una
condecoración, qua exhibe con orgullo. En la cima de la felicidad y gracias
a la intervención del ministro de la Seguridad del Estado, llega a la
categoría de profesor. Durante la guerra, el laboratorio prospera, al
beneficiarse no solamente de detenidos rusos sino también de prisioneros
polacos, alemanes, checos y hasta japoneses.
A partir de 1946, el MVD (ministerio de Asuntos interiores), que ha
sustituido a la NKVD, encarga a Grigori "Moisesillo" operaciones precisas:
la ejecución de nacionalistas, agentes del Komintern o espías de quienes el
Kremlin se quiere desembarazar discretamente. Lo ayudan el general Pavel
Soudoplatov, director adjunto responsable de los servicios secretos, o su
colaborador Naoum Eitingon. Los tres eliminarán, entre muchos otros, al
ingeniero polaco Samet --porque quiere emigrar a Israel--, al antiguo agente
comunista americano Isaac Oggins --para que no regrese a Estados Unidos--,
al nacionalista ukraniano Alexander Choumski, y al arzobispo Romja --de la
iglesia "uniata" procatólica. Es probable que el diplomático sueco Raul
Wallenberg, detenido en la Lubianka, haya sido igualmente envenenado con un
producto del laboratorio X.
Después de la guerra, la represión volvió con mayor fuerza y Stalin
exigía siempre más y más víctimas: todo el mundo era sospechoso. Varios
colaboradores se suicidaron, y eso causó mal efecto. La víspera del proceso
de Nuremberg, el ministro de la Seguridad del Estado prohibió "experimentar"
con los detenidos, fueran condenados o no. Bien sabía la dirección soviética
que eso era un crimen contra la humanidad.
Comienza una pugna en torno a la programada sucesión del aun vivo
[pero ya visiblemente mal] "Padrecito de los Pueblos". Mairanovski, que lo
ignora, es detenido en 1951 y nunca se le hará juicio. Irónicamente, se le
condena a diez años de arrresto por "posesión ilegal de venenos en su
domicilio". Grigori no cesará de escribir a los ministros, a los
responsables de la Lubianka, sobre todo a Beria, para recordar sus hazañas:
"Yo experimentaba con seres humanos".
Pasado un tiempo sus cartas fueron usadas contra Lavrenti Beria,
arrestado Y EJECUTADO poco después de la muerte de Stalin [1953]. Presto a todo,
Grigori Mairanovski será testigo de cargo en el proceso; cumplirá los diez años de
su condena y en 1961 queda libre aunque obligado a residir en el Daguestán.
Acaba por escribir directamente al nuevo amo del Kremlin, Nikita
Jruschof, para recordarle que ambos se habían reunido en Ukrania, en un
tren, antes de la muerte del arzobispo Romja; pero este último error le
resultará fatal. Poco después de haber enviado tal misiva, "Moisesillo"
Mairanovski, el "doctor muerte" de Stalin, muere "de insuficiencia
cardiaca".

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