sábado, 22 de diciembre de 2007

Giorgio Perlasca, justo entre las naciones

Este hombre nacido en 1910 en Como, norte de Italia, adhirió en su adolescencia a los ideales del naciente fascismo. Luchó en Africa Oriental y en España junto al general Franco. De vuelta a Italia, su relación con el fascismo entró en crisis dada la alianza con Alemania y la entrada en vigencia en 1938 de las leyes raciales que discriminaban a los italianos judíos. Dejó de ser fascista sin nunca declararse antifascista. (Perlasca no era judío).

Cuando estalló la segunda guerra mundial, fue enviado como diplomático encargado de negocios a los países de Europa oriental para comprar carne para el Ejército italiano. Cuando tuvo lugar el armisticio entre Italia y los Aliados (8/9/43) se encontraba en Budapest.

Sintiéndose vinculado por el juramento de fidelidad prestado al Rey, rechaza la adhesión a la República Social Italiana (fascista de Saló) y por ello se lo recluye en un castillo reservado a los diplomáticos. C

Cuando los alemanes toman el poder (mediados del '44), confían el gobierno a los nazistas húngaros, los "Cruces Flechadas" que comienzan con las persecuciones sistemáticas, la violencia y las deportaciones de los ciudadanos de religión judía. Aprovechando un permiso para una visita médica a Budapest, Perlasca se escapa. Se esconde en casa de algunos conocidos pero luego encuentra refugio en la embajada española ya que tenía en su poder un documento que Franco le había firmado al dejar España, en el que lo invitaba a dirigirse a cualquier embajada española en caso de necesidad. En poco tiempo el embajador español Sanz Briz le otorga un pasaporte a nombre de Jorge Perlasca.

España y otras potencias neutrales como Suecia, Portugal, Suiza y Ciudad del Vaticano estaban otorgando salvoconductos para proteger a los ciudadanos húngaros judíos.

Perlasca comienza a colaborar con Sanz Briz en esa tarea. Pero el embajador debe dejar Budapest por no reconocer al gobierno filo nazista y se va a Berna.

Al día siguiente el Ministerio del Interior ordena el desalojo de las casas protegidas por España donde alojaban a los judíos.

En este momento Perlasca toma su decisión: "¡suspendan todo, se están equivocando. Sanz Briz tuvo que irse a Berna para comunicarse mejor con Madrid y me ha nombrado sustituto para el período de su ausencia!", declara... y le creen! Las operaciones se suspenden! Al día siguiente, sobre papel membretado y sellos auténticos escribe de su puño y letra su nombramiento como embajador español y lo presenta en el Ministerio del Exterior donde sus credenciales son aceptadas sin reserva.

Así comienzan los 45 días de Jorge Perlasca (diciembre 1944-enero 1945). Prácticamente solo en la embajada española, organiza la increíble "impostura" que lo lleva a proteger, salvar y alimentar día tras día a millares de húngaros judíos alojados en las casas protegidas. Los tutela de las incursiones de las Cruces Flechadas, va con Wallenberg, el encargado personal del rey de Suecia a la estación de tren para tratar de recuperar a los protegidos, todos los días trata con el gobierno y las autoridades alemanas de ocupación, otorga salvoconductos donde dice "parientes españoles han solicitado su presencia en España, hasta que las comunicaciones no se reestablezcan, Ud. quedará bajo la protección del gobierno español".

Y acá aparece algo increíble... En 1924 Miguel Primo de Rivera había sancionado una ley que reconocía la ciudadanía española a todos los judíos de ascendencia sefardita que estuvieran en cualquier parte del mundo (los judíos expulsados de España en 1492 por los Reyes Católicos). Esta ley fue entonces la base legal de toda la operación de Perlasca, que le permitió salvar a 5218 judíos húngaros. Cuando la Armada Roja entró en Budapest, Perlasca fue puesto en prisión y liberado después de algunos días. Después de un aventuroso viaje por los Balcanes y Turquía volvió a Italia.

De héroe solitario se convirtió en un "hombre cualquiera", llevando una vida normalísima, reservado, no le cuenta a nadie, ni siquiera a su familia, su historia de coraje, altruismo y solidaridad.

Gracias a algunas mujeres judías húngaras que habían sido muchachitas en la época de las persecuciones, las que a través de los diarios de Budapest buscaron noticias del diplomático español que las había salvado, la historia de Perlasca salió del silencio en los años '80. Los testimonios de los salvados son numerosos, llegan a los diarios, las televisiones y Perlasca comienza a ir a las escuelas para contar lo que había hecho, no por protagonismo sino porque consideraba necesario dirigirse a las jóvenes generaciones para que semejantes locuras no volvieran a pasar nunca más.

Perlasca murió en 1992. Recibió muchas condecoraciones y es llamado "Justo entre las Naciones" porque él consideró que lo que hizo fue cumplir con su deber.

La RAI hizo hace algunos años una película: "Perlasca. Un eroe italiano" que yo ví y mucho recomiendo. Para más información pueden entrar a la página:
http://www.giorgioperlasca.it


Trailer de la película PERLASCA, con impresionante música de Ennio Morricone

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