Desde que en 1957 Hugh Everett propusiese desde Princeton su teoría de los universos paralelos para explicar las indeterminaciones de la mecánica cuántica, muchos físicos, matemáticos y filósofos han trabajado en este campo. Y siempre se ha buscado una demostración, porque de acuerdo con la propia mecánica cuántica no puede afirmarse que algo existe, a nivel subatómico, hasta que es observado.
La observación parece «forzar» a las partículas a adoptar un determinado estado de realidad. Así, las partículas no observadas se describen como una «función de onda» que representa un conjunto de múltiples resultados probables. Cuando un abservador realiza una medición, la partícula es «forzada» a adoptar una de esas varias opciones. Al trasladar este concepto del mundo subatómico a la escala cosmológica surge la teoría de los universos paralelos —o burbuja— que, llevada a su extremo, desemboca en el multiverso o conjunto de múltiples universos.
Cuestión de probabilidades
A esta escala, y a cualquier otra, todo es cuestión de probabilidades. Es como si un motorista sufre un accidente y se mata, se produce una realidad que pudiera ser distinta: en un universo paralelo el motorista resultó ileso, y en otro más se recupera de sus heridas...
El equipo de Deutsch ha probado matemáticamente que la estructura del universo, creada al ramificarse en versiones paralelas de sí mismo, explica la naturaleza probabilística de los estados cuánticos.
Por su parte, los astrofísicos de la Universidad de California-Santa Cruz han detectado lo que puede ser la huella de la colisión entre nuestro universo, poco después de su nacimiento en el Big Bang, y un universo paralelo: se trata de una asimetría anómala en la radiación de fondo de microondas que «no puede ser explicada de otra forma».
En este sentido, tres investigadores españoles del Instituto de Física de Cantabria —Patricio Vielva, Marcos Cruz y Enrique Martínez— publicaban en octubre pasado en la revista «Science» una investigación según la cual una mancha inusualmente fría en la radiación del fondo cósmico de microondas, la radiación electromagnética más antigua del Universo, puede estar provocada por un defecto cósmico producido poco después del Big Bang. ¿Tal vez una colisión?
miércoles, 2 de enero de 2008
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