sábado, 19 de abril de 2008

Gobierno de Argentina, arruinando el país

Alberto Fernández y Martín Lousteau consignaron ayer ante la prensa los detalles del régimen de compensaciones a las retenciones móviles que el ministro de Economía había anunciado en su discurso del 31 de marzo.

Al ser tan poco novedosa, la presentación desnudó su objetivo político: dejar en claro que las concesiones del Gobierno a los quejosos productores agropecuarios serán independientes de las conversaciones con las entidades que los representan. Parece estar entre los intereses del Gobierno minar el diálogo al que el mismo gobierno convoca. Una forma de quitar legitimidad a la dirigencia rural. Y de dañarse a sí mismo: la agresividad del campo se debe, entre otras cosas, al debilitamiento de las organizaciones agropecuarias, acusadas de incompetentes.

Hay varias hipótesis para explicar por qué los Kirchner arrastran los pies en el camino hacia un acuerdo. A la que sostiene que el ex presidente pretende reponer su autoridad dañada, se le agrega otra: él cree haber encontrado en la "oligarquía vacuna" un centro de imputación de todos los males. Los productores agropecuarios, llevados por la voracidad, no sólo son capaces de quemar pastizales. También aumentan los precios de los alimentos de manera alocada. Para sintetizar: "Campo es inflación". Comodísimo demonio que hay que conservar vivo todo lo que sea posible.


Los costos internacionales de la crisis se precipitan. Brasil estudia un reclamo para que baje el arancel externo común del trigo, lo que le permitiría adquirir de otro proveedor lo que su principal socio no le vende. Y España, Rusia, Inglaterra, Italia y Alemania piden que la cuota Hilton asignada al país se reparta entre productores más previsibles. Haya o no acuerdo, la suerte del sector agropecuario argentino parece estar echada para los próximos años.

Fuente: La Nación

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