martes, 22 de abril de 2008

Pequeña reseña: cómo llevar las retenciones del 10 al 44% en 6 años, y cómo colapsar un gobierno en 100 días.

Fabián Bosoer para Safe Democracy

El gobierno de Argentina está en un aprieto: con el intento de subir brutalmente las retenciones a la soja, principal producto de exportación, se está poniendo en duda el andamiaje del espectacular crecimiento de la economía registrada en los últimos cinco años. El conflicto entre el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y “el campo” ha estallado.


Los analistas agropecuarios explican que ya hay un impacto preocupante, como el freno de las inversiones del sector y la reacción de los fabricantes de maquinaria agrícola, el primer segmento industrial que arrancó tras la crisis de 2002
.

“La recaudación estimada con las sucesivas retenciones del Gobierno llevaría los 4.500 millones de dólares del año pasado a 12.000 millones en el 2008”


Los productores agropecuarios vienen elevando la intensidad de su enojo frente a lo que definen como voracidad de un Gobierno embriagado de agrodólares.

Cuando se produjo la crisis de 2002 con el fin de la convertibilidad, el colapso del sistema financiero y la devaluación del peso, la cosecha estaba creciendo a razón de 4 millones de toneladas por año.

Frente a la estampida del dólar, el agro debió poner una parte de la producción en las arcas del Estado.

Primero le pidieron un 10 por ciento, que enseguida pasó al 20 por ciento.
Entonces se planteó como una emergencia.
Pero se fue saliendo de la crisis y la reactivación tuvo en el campo uno de sus actores fundamentales, con los productores comprando sembradoras, camionetas y licuadoras.

“Unidos por el enfrentamiento con la política oficial, los productores se han cohesionado en los arcenes y prolongan el paro por tiempo indeterminado”


La emergencia se superó, pero las retenciones se mantuvieron.

A la necesidad de divisas se sumó como argumento la necesidad de frenar la inflación.

Para cuidar el índice, se aumentaron las retenciones a la carne, a los lácteos, y se llegó a cerrar la exportación de ambos.

Aparecieron las retenciones diferenciales y se elevaron las retenciones del 20 al 27 por ciento.

Como última medida de su gobierno, Néstor Kirchner aplicó otro incremento, llevándolas al 35 por ciento.

Tres meses después, el gobierno de Cristina anunció un nuevo ajuste, elevándolas al 44 por ciento con el objetivo explícito de frenar la sojización.

La recaudación estimada con este aumento llevaría los 4.500 millones de dólares del año pasado a 12.000 millones en 2008.

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