domingo, 25 de mayo de 2008

Agro, marxismo y populismo

Reseña de una noticia de El Pais

La Cuba profunda se despereza



El campo espera una reforma del Gobierno de Raúl Castro para salir de la ruina



La vieja carretera central que cruza Cuba está cargada de consignas revolucionarias y nombres de patriotas muertos, pero fuera de las vallas de propaganda apenas se ve tráfico de camiones, ni campesinos sembrando la tierra.

En el camino hacia oriente gran parte de las fincas del Estado están infestadas de marabú; debido al abandono del campo cubano, este arbusto fiero y espinoso se ha convertido en una plaga que inutiliza cientos de miles de hectáreas buenas para la ganadería y la agricultura, un lujo demasiado caro en un país que importa el 84% de los alimentos que consume.




Gran parte de las fincas del Estado están infestadas de matorrales
"Para arreglar este país hace falta iniciativa privada", dice Chantall Sastre
De los 570 tractores que existen en la zona de Gibara, el 30% no funciona
Por el abandono, la producción de grano de Velasco cayó en picado en 2007

Estos días, brigadas de trabajadores armados con machetes chapean espesos bosques de marabú en los arcenes, pero su profusión es tal que no se ve horizonte para acabar con el azote. De igual modo, suenan desproporcionadas las exhortaciones a incrementar "la productividad y la eficiencia" que asaltan al viajero desde numerosas pancartas en la carretera.

"Los ganaderos no fallaremos", dice una pintada cerca de la ciudad de Sancti Spíritus. Unos kilómetros más allá, el restaurante El Vaquero vende platos elaborados a base de carne de búfalo. Los baños del establecimiento no funcionan. Agua hay, pero desde hace meses la empresa que ha de reparar el sistema de fontanería no acaba de hacerlo, y cada vez que un cliente utiliza el inodoro detrás va una empleada con un cubo para descargar la cisterna.

Rodar por los 740 kilómetros que separan La Habana de Holguín es un buen ejercicio para tomar el pulso al país. También para calibrar la magnitud del reto a que se enfrenta el nuevo Gobierno de Raúl Castro, abocado al cambio después de medio siglo de revolución.


Comentario de Zhoram:


Tanto el marxismo como los movimientos populistas se caracterizan históricamente por el desprecio al trabajo agrícola.

Marx no consideraba al trabajo agrícola productor de valor. Su teoría del valor trabajo le impedía ver de dónde surgía el valor en la producción de alimentos, y se la adjudicó a la tierra básicamente, con un mínimo agregado de valor-trabajo humano.

Este concepto llevó a decisiones desastrosas en los países comunistas. Hicieron reformas agrarias expropiativas que desarticularon la producción y desembocaron en hambrunas espantosas.

El populismo, por su parte, necesita echar mano de la producción agrícola para repartir ventajas a los centros de alta concentración urbana que son sus clientes políticos.

Tres de los más grandes genocidios de la historia se cometieron contra poblaciones agrícolas, a saber: las matanzas de Mao Tse Tung (80 millones de muerto), las de Stalin (50 millones de muertos) y las del Kmer Rojo en Kampuchea (2,5 millones de muertos). ¿Cuántas vidas de campesinos se cobró la Revolución Cubana a lo largo de su historia? El agro cubano fue despedazado por Ernesto Guevara durante su gestión al frente de la economía de la Isla.

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