miércoles, 28 de mayo de 2008

La maldición de Argentina.


Todos los analistas nombran una "Maldición de Argentina", que consiste en lo siguiente:

Los líderes son buenos para sacarnos de las recurrentes crisis, pero cuando nos recuperamos empiezan a gobernar mal y nos vuelven a precipitar en la crisis.

Zhoram afirma:

- Que la Argentina tiene como característica una extraordinaria resiliencia (capacidad de recuperación) que le permite salir de las crisis rápidamente.

- Que esa resiliencia es obra y gracia del sector agrario, un sector de tipo europeo, moderno, innovador, generador de valor económico multiplicado a través de las cadenas de valor agroindustriales.

- Que los líderes (presidentes) que aparecen para apagar incendios en las crisis, no sólo son incapaces de gobernar en épocas de bonanza sino que además PROVOCAN DELIBERADAMENTE CRISIS.

¿Por qué?

Porque fuera de las épocas de crisis, la sofisticada sociedad argentina tiene de mandas de democracia y funcionamiento institucional que provocan que cualquier liderazgo unipersonal y mesiánico deje de tener sentido

Porque los líderes, entonces, quedan descolocados en la rapidísima recuperación, ensayan repertorios útiles en las épocas de crisis pero catastróficos en las épocas de bonanza.

Porque de ese modo logran frenar el crecimiento, precipitarnos en una nueva crisis y volver a ocupar el rol de "Salvadores de la Patria"

Porque la bonanza económica destruye el clientelismo que requieren estos líderes populistas para sostenerse en el poder.

Estamos, entonces, ante un clásico y dramático ejemplo de cómo el populismo, marxista o no, es generador de miserias para los pueblos y de liderazgos paternalistas autoritarios.

El caso de Argentina es más dramático debido a que el sector agrario, un "implante" de cultura innovadora europea en el corazón de una sociedad latinoamericana de costumbres hispánico-nativas tradicionales, produce tensiones "de bienestar". La productividad de este sector es un fenómeno casi único en América Latina, y su existencia explica la performance de Argentina hasta 1920 (época en la cual tenía el mismo desarrollo que Estados Unidos)...

Este sector hiperproductivo transfirió los ingresos para construir la suntuosa Buienos Aires, una París a contramano en el Cono Sur.

Este sector hiperproductivo, el agrario, fue saqueado persistentemente por los gobiernos a partir de 1930, en un fenómeno de inestabilidad y autoritarismo extremo. Este saqueo continuo explica los Golpes de Estado hasta 1976, y también explica el ascenso al liderazgo de Perón y el reparto hecho por el populismo, que siempre y en todos los casos se asentó sobre la extrema hiperproductividad del sector agrícola.

También explica el escenario actual, con un Néstor Kirchner furioso por haber perdido su rol de salvador de la Patria, que condiciona a su esposa en el Gobierno para que saquee las rentas agrarias y recibe como respuesta una resistencia organizada y férrea de parte de los sectores hiperproductivos, otrora dispersos pero hoy organizados merced a la tecnología de comunicaciones globales.

No deja de sorprender la persistencia de los gobiernos de tipo populista en su empeño por mantener a los países en la miseria, crear pobres, ignorantes y luego comprarles el voto para sostener su poder. Lo mismo puede verse en el chavismo, el castrismo, etc.

No deja de sorprender la infalibilidad de estos señores para arruinar los procesos y recursos productivos de las naciones, llámese Cuba, Venezuela petrolera o Argentina agrícola, y producir miseria y más miseria.

El sector agrario argentino, a contrapelo de esto , sigue empecinado en construir una sociedad de bienestar al mejor estilo de la Europa desarrollada en este remoto confín del sur del mundo al cual hemos venido a parar sus descendientes.

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