viernes, 6 de junio de 2008

El suicidio de Cristina según las crónicas económicas

Para complicar el ya tenso panorama derivado del paro de los productores del campo que protestan por los impuestos a las exportaciones de granos, miles de camioneros interrumpen ahora la circulación de toda clase de vehículos.

Los transportistas pretenden obligar a los productores agropecuarios a levantar el paro, pero el resultado inminente podría ser un desabastecimiento alimenticio.

Nota: en este momento las rebeldes provincias de Santa Fe y Córdoba están sitiadas por los camioneros, y desabastecidas de alimentos

¿Puede este conflicto afectar la recuperación
económica?


Expansión. Pasado el colapso financiero que siguió a la renuncia del presidente Fernando de la Rúa en diciembre de 2001, el Producto Bruto Interno (PBI) del país llegó a expandirse a un ritmo anual del alrededor del 8%, uno de los mayores de América latina.

En tiempos de crisis pocos imaginaban que se lograría un crecimiento tan marcado y casi sin precedentes. Hoy hay coincidencia en atribuir la recuperación argentina a las exportaciones del campo, considerado el "motor" de la economía.

Las ventas externas del agro fueron favorecidas por el aumento de los precios internacionales de las materias primas y la alta demanda de granos como la soja (el "oro del siglo XXI") por parte de gigantes como China. La Argentina es el tercer productor mundial de esta oleaginosa.

Si bien el campo y sus actividades asociadas generan actualmente un 10% del PBI, este sector aporta nada menos que la mitad de las exportaciones del país y, por lo tanto, es la principal fuente de divisas.

Además, el agro emplea a un tercio de la población activa, es decir, a más de cuatro millones de trabajadores.

"El campo es una parte esencial de la economía. Dinamiza la zona más rica de la Argentina, que son las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos", explicó a BBC Mundo el analista independiente Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía.

Freno. Los especialistas coinciden en que el crecimiento del país comenzó a desacelerarse antes de que se iniciara el paro agrario en marzo, pero advierten que el conflicto del campo, con sus repercusiones, "potenció el freno".

"La Argentina ya estaba experimentando un enfriamiento debido a la falta de inversiones y a la inflación. Sin embargo, el enfrentamiento entre los productores y el Gobierno agravó la situación", precisó Berensztein.

Por lo pronto, el campo registró pérdidas por unos US$ 2000 millones debido a la retención de productos primarios, que no se exportan, y como consecuencia se quebró la cadena de pagos en las economías regionales.

"Algunas provincias muy vinculadas a la actividad rural están sufriendo una paralización que ya plantea un escenario distinto en el país", afirmó Berensztein.

No sorprende, entonces, que haya caído la recaudación impositiva. Tan sólo la agencia de ingresos públicos de la provincia de Buenos Aires intimó a 80.000 agricultores por incumplimientos en el pago de tributos desde que comenzó el conflicto del campo.

Al mismo tiempo, las agro-industrias redujeron su
producción por la falta de insumos, y las empresas de transporte sufren pérdidas por la detención de sus camiones en piquetes rurales.

Incertidumbre. Hay coincidencia en que el conflicto agrario causa incertidumbre entre los consumidores, ya afectados por un índice inflacionario en alza y por la escasez de alimentos de la canasta básica debido a los bloqueos de carreteras.
"El consumo es menor. Y hemos visto, por ejemplo, una corrida financiera de ahorristas que retiraron sus depósitos de los bancos para resguardarlos comprando dólares", comentó Berensztein.

Para frenar un alza en la cotización de la moneda estadounidense por la alta demanda, el Banco Central se
vio obligado a desprenderse de US$ 1700 millones de sus reservas.

También hay incertidumbre entre los inversores, pero sobre todo en los mercados de exportación.

La retención de las cosechas colocó a la Argentina en riesgo de perder compradores, que pueden llegar a ver al país como un proveedor "poco confiable". Algunos "clientes" ya salieron a adquirir granos a otras plazas, como Estados Unidos.

Todo esto significa, en pocas palabras, menos ingresos para la economía y una menor recaudación para el Estado.

Los analistas creen que, si no hay acuerdo entre el Gobierno y los productores, la desaceleración de la economía podría llegar a ser más abrupta de lo que
se esperaba antes de que surgiera el conflicto del campo.

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