domingo, 4 de noviembre de 2007

Miles de familias regresan a Bagdad

03 de Noviembre de 2007,

BAGDAD (AP) - nás de 3.000 familias iraquíes desplazadas de sus vecindarios en Bagdad han regresado a sus hogares en los últimos tres meses, dijo el gobierno el sábado. Saad al-Awazi, su esposa y cuatro hijos están entre ellos.

La familia huyó a Siria hace seis meses, dejando atrás el que se había convertido en uno de los barrios más peligrosos de la capital, el sector Khadra de mayoría suní. Habían estado viviendo en medio de una cruenta batalla territorial entre la red al-Qaida y las milicias del Ejército Mahdi.

Azawi dijo que la situación empezó a cambiar y a tornarse más tranquila en agosto, cuando el clérigo radical chií Muqtada al-Sadr ordenó a sus milicianos del Ejército Mahdi que no intervinieran.

Simultáneamente, el Consejo del Despertar del vecindario de Khadra se movilizó contra el control brutal de al-Qaida, el cual acarrea la imposición de su rígida interpretación del islam acompañada de asesinatos y tortura de quienes no la acataran.

La reacción no se originó en Khadra sino que llegó a la capital desde el oeste. Hace algunos meses, las tribus y clanes suníes en la vasta provincia de Anbar iniciaron su propia revuelta y se han desembarazado con éxito del control de al-Qaida en la región mayormente desértica.

En determinado momento el grupo terrorista controlaba virtualmente la provincia de Anbar, a menudo con la complicidad de la enorme mayoría suní que había acogido a aquéllos en su lucha contra las fuerzas estadounidenses.

Sin embargo, dijeron funcionarios estadounidenses, al-Qaida se excedió con los suníes iraquíes, que practican una versión moderada del islam. Las fuerzas estadounidenses capitalizaron la reacción y admitieron a los ex enemigos suníes como colegas para pacificar lo que había sido la región más peligrosa del país.

Y cuando un refuerzo de 30.000 soldados comenzó a llegar a Bagdad y el centro de Irak, el comandante estadounidense, general David Petraeus, empezó a estacionar a muchos de ellos en puestos vecinales. La misión no sólo consistió en retomar el control sino en impulsar grupos vecinales como el de Khadra.

Al-Azawi, de 40 años, que ha vuelto a trabajar en un servicio de automóviles, dijo que familiares y amigos lo persuadieron para que regresara.

"Hace seis meses no me habría atrevido a estar afuera, ni siquiera cerca del portón del jardín junto a la calle", dijo charlando con amigos. "Las matanzas eran rutinarias. El miedo me había hecho dejar de trabajar".

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