jueves, 13 de diciembre de 2007

Mao Tse Tung

Una nueva biografía muestra la historia siniestra de Mao Zedong.
Miguel Rivero, Lisboa


Mao Zedong fue responsable de la muerte de más de 70 millones de personas en tiempos de paz, más que ningún otro líder del siglo XX. Esta es la primera frase de la última biografía sobre el ex dictador chino, Mao: la historia desconocida (Jung Chang y Jon Halliday, 2005), que acaba de ser publicada en Portugal.

¿Cómo ha logrado el hombre cuya última biografía dice que provocó más muertes que Hitler (22 millones entre 1933 y 1945), Stalin (21,5 millones entre 1929 y 1953) o Pol Pot (de uno a dos millones entre 1975 y 1979), sobrevivir a su propia historia hasta convertirse en un ídolo?

¿Por qué el pueblo chino, el que más sufrió su megalomanía y ambición desmedida, lo sigue venerando como a un héroe?

La escritora china Jung Chang y su marido, el historiador británico Jon Halliday, emprendieron hace una década una investigación encaminada a desmontar, una a una, "las fábulas" que han hecho grande al dictador chino. El resultado, las 900 páginas de Mao: la historia desconocida, es un demoledor trabajo que acaba de ser publicado ahora en Lisboa, después de aparecer primero en el mercado anglosajón y que, como era de esperar, no podrá ser leído en China.

Jung, que estuvo en la capital portuguesa para el lanzamiento del libro, explicó que "es cierto que la China de hoy, desde algunos puntos de vista, no es un régimen comunista, pero continúa siendo una dictadura. Es por eso que Mao sigue siendo venerado, porque así el régimen justifica su monopolio del poder, invocando su nombre. Su herencia le da legitimidad a los nuevos dirigentes".

Mao intocable

En una conversación con periodistas, la autora explicó que eso sucede a pesar de que algunos de los hombres que dirigieron el país, después de la muerte del Gran Timonel, "fueron también víctimas de las purgas durante la Revolución Cultural".

Según ella, Deng Xiaoping, el gran reformador del sistema comunista chino, "falló en el momento decisivo. Cuando regresó al poder, después de la muerte de Mao, existía una voluntad enorme de rechazar su legado, de modificar el régimen, pero Deng prefirió no hacerlo, optó por mantener el poder en las manos del Partido Comunista. Pensó que si se rechazaba el legado de Mao, tendría que rechazar el legado del partido y, hacer eso, significaba acabar con el monopolio del poder.

Como Deng no denunció a Mao en esa ocasión, todo se hizo más complicado y los chinos continúan siendo sometidos a sucesivos lavados de cerebro. Se les inculca que Mao era grandioso, y sus errores, apenas detalles al lado de sus realizaciones".

Jung Chang reconoció que han surgido nuevos ricos en China y ha crecido mucho la clase media, pero "como ahora tienen una vida confortable no se plantean alterar el actual estado de las cosas. Aunque estoy convencida de que más temprano que tarde alguien tendrá que proclamar que se necesitan reformas políticas", señaló.

La obra se lee como una novela. Uno de los capítulos más interesantes es el período denominado como el "Gran Salto Adelante", una serie de medidas económicas, sociales y políticas implantadas en la República Popular China a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Estas tenían la intención de utilizar la totalidad de la mano de obra para industrializar el país. Su fracaso, unido a una serie de catástrofes naturales, produjo una hambruna que provocó la muerte de más de 30 millones de personas.

"La imagen que tenía del dictador era más bien benévola, porque pensé que esta política, que provocó millones de muertes, había sido resultado de errores de Mao en la política económica. Pero nuestras investigaciones demuestran que fue un acto deliberado. El presidente Mao sabía perfectamente que millares de personas morían de hambre cada día, pero mandaba a incautar las cosechas para exportar cereales, con el objetivo de obtener recursos para convertir a China en una potencia nuclear", dijo Jung Chang.

El autor de este artículo se encontraba en Pekín, trabajando como profesor de español, cuando en octubre de 1964 los dirigentes chinos anunciaron que habían realizado su primer experimento nuclear en el desierto de Gobi y se produjeron enormes manifestaciones de júbilo, dirigidas "contra los imperialistas norteamericanos y los revisionistas soviéticos".

Emboscadas y venganzas

En su libro, Jung Chang revela los detalles de una reunión del Buró Político del Partido Comunista de China, promovida por el "número dos" del régimen, el entonces presidente de la República, Liu Chao Chi.

"Liu preparó una emboscada a Mao Zedong y le obligó a abandonar la política del Gran Salto Adelante. Mao se dio cuenta de que podía perder el apoyo del Partido y da marcha atrás, aparenta que rectifica, pero comenzó a preparar la venganza, que se produjo durante la Revolución Cultural", dijo Jung Chang en Lisboa.

Mao utilizó a partir del verano de 1966 a los denominados "Guardias Rojos" para defenestrar a los más altos dirigentes del Partido. Uno de los primeros que cayó en desgracia fue Liu Chao Chi.

Según Jung Chang, una de las cosas que le sorprendió "fue comprobar la forma obstinada como Mao se empeñó, desde 1949, en transformar a China en una superpotencia militar. Él quería dominar el mundo y todas sus políticas; desde la guerra de Corea hasta la Revolución Cultural, sólo pueden ser comprendidas si las analizamos a la luz de ese objetivo".

La obra también destruye el mito de "las hazañas" de la Larga Marcha. Jung Chang y su esposo descubrieron que el entonces dictador de China, el Generalísimo Chiang Kaichek, tenía un hijo estudiando en Moscú y éste era rehén de Stalin.

Las fuerzas armadas de Chiang Kaichek tuvieron posibilidad de aniquilar al Ejército Rojo de Mao durante la Larga Marcha, pero el embajador soviético en Pekín se encargó de advertir al Generalísimo que no debía hacerlo.

Según la autora de esta interesante biografía, "Mao no tenía ideología, pero se dio cuenta rápidamente de que la doctrina comunista era el instrumento ideal para su proyecto personal. Porque de acuerdo con los marxistas, lo que cuenta es la voluntad de la vanguardia, constituida por un número reducido de personas. Mao era un especialista en la manipulación de los pequeños grupos, así ejercía el poder combinando la tradición imperial china y el estalinismo".

Jung Chang confesó al presentar el libro: "Descubrí un Mao todavía más cruel de lo que podía imaginar".

1 comentario:

  1. ME PARECE BACANAZO ESTA HISTORIAAAAAAA
    HELLOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
    BYEEEEEE KYSESS A MIS FANS I LOVE

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