sábado, 23 de febrero de 2008
Saul Friedländer, cronista de lo inconcebible
13.10.2007
Según el historiador israelí Saul Friedländer, los supervivientes del Holocausto tienden a lidiar con su pasado mediante dos formas de comportamiento: “Algunos intentan reprimirlo, otros lo enfrentan”.
Friedländer, que cumple 75 años el 11 de octubre y el domingo (14.10.07) es distinguido en Fráncfort con el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, es él mismo un superviviente del exterminio sistemático de los judíos en Europa.
Su obra de vida es un indicio del potencial para explicar lo aparentemente inexplicable a partir de la fusión de la perspectiva de la víctima y el procedimiento científico.
Creció en Praga, hijo de judíos de habla alemana. Sus padres huyeron con él a Francia antes del comienzo de la persecución antisemita. Cuando el Ejército alemán invadió ese país, sus padres lo llevaron a un internado católico. Durante su intento de huir a Suiza, padre y madre fueron detenidos por la policía del régimen de Vichy, entregados a los alemanes y enviados por éstos a Auschwitz, donde murieron en las cámaras de gas del campo de concentración.
Friedländer sobrevivió en el convento, donde lo escondieron los religiosos. Tras el fin de la guerra se entusiasmó con el sionismo y participó en la guerra de independencia israelí en 1948. Luego estudió en Tel Aviv, París y Ginebra, donde se graduó en 1963.
Desde 1976 enseña historia europea moderna en la Universidad de Tel Aviv, y desde 1987 también en Los Angeles, donde comenzó a concentrarse mayormente su vida. En Israel se destacó por sus fuertes críticas a la ocupación de territorios palestinos y apoyó el diálogo con los palestinos.
“Obra maestra de la historiografía”
Como obra principal de Friedländer se considera el monumental estudio de dos tomos «El Tercer Reich y los judíos». La primera parte «Los años de la persecución 1933-1939» apareció en 1997; la segunda, «Los años del exterminio 1939-1945», el año pasado.
Los críticos calificaron su historia sobre el Holocausto como primera descripción acabada sobre el exterminio de los judíos europeos, una «obra maestra de la historiografía», según el diario alemán “Frankfurter Allgemeine Zeitung”.
Inusual es la forma de aproximación de este historiador, su frecuente renuncia a la distancia científica. La sucesión cronológica de acontecimientos es interrumpida para incluir testimonios personales de las víctimas, como fragmentos de diarios de vida, cartas y recuerdos.
Friedländer afirma que su objetivo es lograr «que se escuche más la voz de las víctimas». De esta forma se gesta una narración imponente, aunque perturbadora, que sigue el propósito enunciado en el prólogo del segundo volumen del autor de examinar exhaustivamente el exterminio de los judíos en Europa «sin dejar a un lado la inicial sensación de perplejidad».
En su interpretación del Holocausto, Friedländer destaca su singularidad. Descubre el móvil en el antisemitismo de Hitler, pero también en la disposición de la élite alemana en el poder- el partido, el Ejército, los intelectuales- de llevar a cabo hasta el final el deseo del «Führer». Después de todo, la maquinaria de propaganda de los nacionalsocialistas llevó la campaña antisemita a toda la sociedad alemana.
Economía, sociedad y genocidio
Friedländer no cree demasiado en la controvertida tesis del historiador estadounidense Daniel Goldhagen, quien habla de un antisemitismo alemán «eliminatorio» ('Hitler's willing executioners: ordinary germans and the Holocaust', 1996), que supuestamente está arraigado genéticamente en el pueblo alemán y que habría sido simplemente aprovechado por Hitler.
Valora la visión del historiador alemán Götz Aly («Hitlers Volksstaat»), quien centra su mirada en la redistribución económica como causa del genocidio a los judíos europeos, aunque estima como “secundarios” los motivos materiales destacados por Aly.
Toda la obra de Friedländer gira en torno a este tema. Sus trabajos incluyen investigaciones sobre el cuestionable papel de las Iglesias durante el Holocausto, sobre el culto a la muerte y la cursilería nazi, o sobre la imposibilidad de considerar a la Alemania nacionalsocialista como parte de un periodo histórico «normal».
Este domingo, tres días después de su cumpleaños, Saul Friedländer recibe en la iglesia de San Pablo de Fráncfort el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes.
Agencias/PK
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