martes, 29 de abril de 2008

Corrección política pseudomística

Yihad: lucha por hacer el bien

... en las recomendaciones remitidas a sus funcionarios -incluyendo a los diplomáticos-, por los principales organismos estadounidenses con competencias exteriores y antiterroristas, no sólo se desaconseja el término ‘islámico’, sino, incluso, el término ‘islamista’, un término que define -incluso en los países musulmanes- a los seguidores del Corán que pretenden llevar el islam a la política, unos de forma pacífica, y otros no exactamente tan pacífica.

La agencia Associated Press tenía acceso a dos documentos internos en este sentido destinados al personal del Departamento de Estado, de Seguridad Interior y del Centro Nacional de Contraterrorismo, entre otros organismos.

Uno de los documentos se titula “Terminología para definir a los terroristas: Recomendaciones de los musulmanes estadounidenses”; el otro, “Palabras que funcionan, y palabras que no: Guía para la comunicación del contraterrorismo”.

Recogiendo la argumentación de prácticamente todas las organizaciones islámicas con presencia en Occidente, los documentos apuntan que ‘yihad’ es un término más amplio que el de ‘guerra santa’ al que se suele asociar y que, según estas organizaciones, ni tan siquiera es un concepto islámico.

En este sentido, la 'yihad' es una lucha ‘por hacer el bien’, se afirma en los dossieres de Washington, en una muy dudosa interpretación del concepto más generalmente patrocinado por los musulmanes en la descarnada ofensiva por la revisión terminológica. Una y otra vez, los lobbies islámicos no dejan de insistir en el concepto de ‘yihad interna’ para llegar a Alá, un concepto de 'lucha' y superacion que, sin embargo, en las pancartas de abierto apoyo a los terroristas o en los comunicados de estos mismos, no se relaciona precisamente con ningún ‘esfuerzo’ místico, más allá del misticismo del, para ellos, indudable supremacismo islámico sobre un mundo que, por las buenas o por las malas, debe ser y será musulmán de punta a punta.

'Guerra santa' de la corrección política

Pero más allá de que haya triunfado la explicación ‘místico-new age’ para el término ‘yihad’, lo que sorprende en los documentos estadounidenses es que la razón para desterrar los términos religiosos de un fenómeno basado en la religión, además de no ofender a las audiencias moderadas, se encuentra en la intención de eliminar el apoyo a los radicales entre árabes y musulmanes, dado que esas palabras les otorgarían a los terroristas una pátina de credibilidad religiosa.

Lo que, por otra parte, viene a confirmar que las propias audiencias árabes y musulmanas entienden por ‘yihad’ precisamente lo que, a partir de ahora, en Occidente cada vez va siendo menos posible entender por ‘yihad’.

Este recrudecimiento de la ‘guerra santa’ de la corrección política también llevaba al gobierno británico (ND) y a la propia Unión Europea a dictar unas medidas muy similares no hace ni tres meses, imponiéndose desde las fofas diplomacias europeas una interpretación pseudomística que se encuentra muy lejos de las intenciones de quienes utilizan el término en su sanguinaria ofensiva contra los ‘infieles’ occidentales, buscando en mucha mayor medida la obtención de unas cuantas decenas de vírgenes para toda la eternidad por su defensa del supremacismo islámico, que el triunfo de la superación interna asociado a interpretaciones de moda más o menos sufíes.














Frutos de la Jihad: el genocidio de Sudán y la indiferencia de los políticamente correctos

Bush: Adiós al 'islamofascismo'

Por todo ello, los documentos estadounidenses de revisionismo semántico insisten en que, a partir de ahora, cuando se hable de lo que hasta ahora era el terrorismo islamista yihadista, se defina a sus autores simplemente como “extremistas violentos” o “terroristas”, lo que, de todas formas, es bastante más que la palabra “militantes” con que en Estados Unidos se suelen referir a los terroristas de ETA (ND).

Además, y en sorprendente pero muy revelador indicio de cómo están las cosas, los documentos recomiendan “no insultar o confundir a las audiencias con términos peyorativos como ‘islamofascismo’, que es considerado ofensivo por muchos musulmanes”.

Lejos, muy lejos quedan los discursos de Bush de no hace ni un par de años cuando definía al "islamofascismo" como "una ideología que es real y profunda".

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