Erótica Bíblica... femenina !!!

El Cantar de los Cantares es una obra de excepcional valor estético e histórico.

En sus bellísimos versos, se rescata la erótica tanto masculina como femenina del amor.

Esta característica lo hace casi único en su tiempo, en un mundo en el que el deseo femenino no tenía reconocimiento ni registro cultural.



Como el manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los jóvenes;

Bajo la sombra del deseado me senté,
Y su fruto fue dulce a mi paladar.

Me llevó a la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue amor.

Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de amor.

Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
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¡La voz de mi amado!

He aquí él viene Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.

Mi amado es semejante al corzo, O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas, Atisbando por las celosías.

Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;

Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,

Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
La higuera ha echado sus higos,

Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

Nótese la exquisitez naturalista, propia de las culturas campesinas antiguas - incluso prehistóricas- cuyos motivos de arte pictórico y oral son fuertemente eróticos y cantan al amor, al placer, a la naturaleza en su plenitud y los lazos humanos. En este sentido, el enfoque se considera femenino.

Muy diferente del arte posterior que elogia la belleza del guerrero, y emplea los íconos del caballo y las artes de guerra, constituyendo su erótica una alabanza a la masculinidad.

Para una historia completa de las formas femeninas y masculinas en el arte y el erotismo, recomiendamos el brillante estudio del Dr James de Meo llamado Saharasia