lunes, 23 de junio de 2008

Pagrestb en La Nación, muy buena explicación!!

Insisto en que los argumentos kirchneristas para justificar las retenciones son absolutamente errados desde el punto de vista de las ciencias económicas.

En primer lugar el extraordinario alza de precios de los granos no es un hecho aislado, ni fruto de un aumento de la demanda, como se ha pretendido deslizar.

Muy por el contrario, el alza de precios obedece a un alza inusitada en el insumo principal de toda producción agrícola moderna, esto es la energía. El petróleo, en su desmesurada apreciación, ha arrastrado toda la cadena agraria moderna.

Para analizar el tema hay que tomar en cuenta que los rindes modernos dependen en gran medida de laboreos y agroquímicos. Sin esos insumos los rindes vuelven a los niveles previos, ínfimos para los standards actuales.

Es cierto que desde que los productores han sembrado los granos han experimentado un alza enorme, y que ese alza determinará un ingreso sustancialmente mayor al originalmente previsto.

Sin embargo esa masa de dinero excedente difícilmente pueda ser considerada una “renta”, ya que no es de libre disponibilidad del productor en virtud de que los insumos de la próxima campaña han aumentado tanto o más que los granos cosechados.

Si un productor se viera tentado a gastar ese surplus de dinero, muy rápidamente se encontraría sin el capital de trabajo necesario para proseguir su tarea. Sin ese capital de trabajo disminuiría el laboreo y, por ende, la producción.
La característica de confiscatorio del nuevo nivel de retenciones no es tanto la cifra mayor al 35% sino esta razón: se trata del capital de trabajo necesario frente al alza de precios de los insumos futuros.

En segundo lugar las retenciones no sirven para “desacoplar” los precios internos.

La teoría de generar una nueva curva de indiferencia bajando el precio exportación percibido al nivel del precio interno pretendido se desmiente al comprobar que el productor agrícola no es formador sino tomador de precios. El productor vende al precio que le pagan, pero su oferta ajusta al precio por el lado de las cantidades.

Si bien es posible “desacoplar” los precios en un primer ejercicio, ya que los costos de la producción de ese ejercicio son historia, en el ejercicio siguiente, con costos futuros, el ajuste a la baja en cantidades es inevitable.


No hay fuerza coercitiva posible sobre la producción agraria, como lo muestra la historia de la Rusia soviética, o la más reciente cubana. triple a cincuentayseis puede seguir reportando, pero no se puede tapar el son con un harnero.

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