martes, 29 de julio de 2008

El profesor que venció a la muerte

La muerte de Randy Pausch
El profesor que conmovió con su última lección


Por Hugo Alconada Mon Corresponsal en EE.UU.

Randy Pausch, el profesor universitario que conmovió a millones en el mundo con su historia y sus enseñanzas, decía que los obstáculos son positivos.

Nos dan una chance para demostrar cuánto queremos algo, explicó en su última y magistral clase.

Si en verdad ése es tu objetivo, si en verdad soñás con aquello que parece imposible, superarás los pantanos como sea, dijo.

Pausch falleció el viernes y su historia conmovió a todos. Ni él imaginó la repercusión que obtendría: más de seis millones de personas gozaron ya de su mensaje por Internet y el libro que siguió a su última clase trepó al número uno de su tipo, según la lista de best sellers de The New York Times. Superó con creces su último objetivo: dejarles un mensaje de amor y esperanza a sus tres hijos, su esposa, sus alumnos y sus colegas de la universidad.

¿Quién era Pausch? Un prestigioso profesor de la Universidad Carnegie Mellon, de 47 años, al que le diagnosticaron cáncer terminal en el páncreas. Tenía tres chiquitos de 1, 3 y 6 años. Hasta allí, una historia trágica y común.

Pero la vuelta mágica se dio cuando, como a tantos otros docentes en tantas
otras universidades, le ofrecieron dar una clase magistral basada en una
pregunta: ¿qué enseñarías a tus alumnos, si fuera tu última clase? En su caso, una vivencia tangible.


La conferencia se concretó el 18 de septiembre de 2007. A lo largo de 76 minutos llenos de humor y candidez, repasó su vida, reafirmó su amor por su mujer -a la que incluso sorprendió en el escenario con una torta-, sus padres e hijos y se despidió de mentores y alumnos con gracia y consejos.

Hoy puede disfrutarse en Internet y 10 millones de personas ya lo hicieron en YouTube.

Pausch habló en su última clase sobre la importancia de mantener los sueños infantiles, respetar a quienes nos rodean ("Espera lo suficiente y la gente te sorprenderá e impresionará") y a plantearnos preguntas incómodas.

La primera, cuánto deseamos algo ("Las paredes de ladrillos están allí por una razón. Nos permiten demostrarnos cuánto queremos algo").

La segunda, si fallecieras mañana, ¿cómo te despedirías? ¿Qué les dirías? ¿Qué harías? ¿Qué dejarías de hacer? ¿Por qué no lo has hecho hasta ahora?

Pausch planteó todo eso y más, sin caer en el melodrama ni permitiéndole a nadie que sintiera pena por él. Por el contrario, sazonó todo con ironía:

"Si alguien tiene algún suplemento herbario o remedio alternativo, por favor, manténgase alejado de mí", mientras demostraba la vitalidad que por entonces conservaba arrojándose al piso y a puras flexiones de brazos.

La charla tomó vuelo de manera viral -testigos que lo recomendaron a otros, y estos a terceros-, y mediática, ya que un amigo del columnista de The Wall Street Journal , Jeffrey Zaslow, lo alertó de la conferencia y el periodista manejó 480 kilómetros para verla por el pálpito de que podía tratarse de "algo grande". Lo fue y lo sigue siendo. Todo para sus hijos

La revista Time nombró a Pausch una de las 100 personas del año, y le llovieron mails de personas que le contaban que gracias a él habían superado deseos de suicidio, habían dejado atrás divorcios complicados o historias de maltratos, habían modificado sus prioridades o habían enfrentado sus enfermedades terminales con serenidad.

Con el paso de las semanas, su conferencia mutó en libro gracias a la ayuda del propio Zaslow -que grabó 53 horas de entrevista mientras Pausch pedaleaba por su barrio para mantenerse en forma y, por lo tanto, no podía dedicarles ese tiempo a sus chicos-, y eso le permitió, a su vez, cobrar US$ 6,8 millones para ellos.

Despedido ahora con alabanzas por The New York Times , el Journal , The Washington Post ("Pausch, el profesor que dio la clase de una vida") y cientos de diarios y revistas en este país, Europa y Asia, Pausch dejó en claro en la misma conferencia que su "última charla" tenía sólo tres destinatarios: Dylan, Logan y Chloe, sus chiquitos.

"Intento ponerme a mí mismo en una botella que algún día aparecerá en la playa para mis hijos", explicó. Por ese mismo objetivo de dejarles recuerdos imborrables, llevó al mayor, Dylan, a nadar con delfines. Sabía que, con apenas 6 años, muy poco es lo que recordaría de él. Pero "nadar con delfines no es algo que olvidará fácilmente".


Por eso llevó al segundo, Logan, a Dysney y se encargó de "presentarle" a su héroe, Mickey.

También se dio algunos gustos. Se fue a bucear con sus tres mejores amigos, se compró un convertible, se sometió a una vasectomía y pasó todo el tiempo disponible con Jai, su esposa.

Pero lo más difícil fue con Chloe, la pequeña. Le grabó videos con mensajes tan claros como contundentes y llenos de pasión paternal:

"Quiero que crezcas sabiendo que yo fui el primer hombre que se enamoró de vos".


Para Pausch, la conferencia, el libro y los videos fueron también medios distintos de dejarles constancias de ese amor y del gozo de la vida cotidiana en su formato más sencillo: ellos jugando juntos, leyendo un libro o de él aconsejándole a Chloe cómo reconocer las intenciones de sus futuros pretendientes: "Prestá atención a lo que hagan, no a lo que te digan".

Profesor hasta el final, Pausch también consultó a adultos que habían perdido a uno o a ambos padres durante su niñez. Le contaron que encontraban algo de paz al saber cuánto los amó su padre o madre y que cuanto más aprendían de ese amor, más podían sentirlo ahora.

"Los chicos, más que cualesquiera otros, necesitan saber que sus padres los aman", se explicó luego Pausch, mientras se aprestaba para su último gran obstáculo, o "pared", como él los llamaba.

"Los padres no tienen que estar vivos para que eso ocurra."


1 comentario:

  1. ANTE LA MUERTE, UNA LECCION DE VIDA

    Si ustedes me permiten hoy no quiero meterme con el vértigo informativo de la actualidad. Hoy, si ustedes me permiten les quiero transmitir algo que me conmovió profundamente y que es mucho mas importante que cualquier noticia. Porque habla de la vida y de la muerte y de los padres y los hijos. Habla de lo mas sencillo y los mas profundo. De lo que realmente interesa. De lo que somos y lo que queremos ser. De lo que va a quedar de nosotros si algo queda en este mundo y en nuestros hijos y en los hijos de nuestros hijos. Teresita Ferrari ya contó la historia de Randy Pausch. ¿Se acuerdan? Es una historia que conmovió a millones de personas. Randy era un profesor universitario de 47 años que vivía muy feliz con su esposa y sus tres hijos. Hasta que un día le dijeron que se iba a morir pronto porque tenía un cáncer de páncreas que era incurable. A partir de ese momento empezó a pensar y a planificar que podía dejarle a sus seres queridos antes de morirse. Es una pregunta que todos nos hacemos en algún momento de la vida. Hay toda una tendencia que enseña a disfrutar cada momento de la vida pensando que podrían ser los últimos momentos de tu vida. En algunos países se les pide a los profesores que den una clase a sus alumnos con ese criterio. No importa si son profesores de geografía o computación. Les piden que transmitan un legado. Que dejen una herencia de vida. Que les digan a sus alumnos que es la vida y como se puede disfrutarla con mas plenitud. Cómo se puede ser mas feliz, que en definitiva es una de las grandes preguntas que a todos nos gustaría saber responder y que tiene tantas respuestas como seres humanos hay en el planeta. Randy dio esa clase y contó su propia experiencia. Contó como se las arregló para intentar dejar su marca para siempre en el corazón de sus hijitos. A Dylan lo llevó a nadar con delfines. Pensó que era una experiencia difícil de olvidar aún para un chico de apenas 6 años. A Logan, el del medio que tiene 3 años lo llevó a Disney y le presentó a su ídolo: el ratón Mickey. Y a la mas chiquita, a Chloe de apenas un año le grabó un video estremecedor. Mirando a la cámara le dice a su hijita: quiero que crezcas sabiendo que yo fui el primer hombre que se enamoró de vos. Randy trató de estar el mayor tiempo posible con su esposa Jai. Con sus amigos fue a bucear. Se dio varios gustos que tenía postergado pero entre su clase y un libro dejo algunas experiencias que me parecen grandes y humildes verdades. Formas de ver la vida lejos de la fugacidad y la frivolidad de lo material o lejos de los pequeños problemas de todos los dias que a veces nos hacen perder de vista las cosas trascendentes. Randy dijo que todos los obstáculos que se nos ponen adelantes hay que tomarlos positivamente. Como un desafío. Como una forma de demostrar nuestra inteligencia y nuestra pasión para lograr ese objetivo. Si de verdad queremos llegar a determinado lugar vamos a superar todo tipo de problemas y vamos a llegar. Darle un lugar de privilegio a los afectos, a los sentimientos por nuestra familia y nuestros amigos. Mirar siempre lo que hace una persona mas que lo que dice esa persona. Tratar de escuchar lo que nos quiere decir el otro desde lo mas profundo. Respetar al otro por sobre todas las cosas. Darle tiempo para que nos sorprenda y nos deslumbre con sus capacidades. Aprender a plantearnos algunas preguntas incómodas sobre nosotros mismos. Porque hago esto que hago. ¿Qué me impulsa a hacer tal cosa? ¿Cuántas veces les dije y les demostre a mis hijos que los amo profundamente? O a mi esposa o a mis amigos. Son preguntas claves. Las que nos humanizan y nos hacen mejores personas. Millones de personas aprendieron mucho de la historia de Randy. Por Internet, con su video en Yoy tube o leyendo su libro. Muchas cuentan que gracias a este sencillo manual para tratar de ser feliz disfrutando lo mas importante de la vida puderion superar depresiones, inseguridades, incluso situaciones de violencia familiar, o asumiendo con mayor paz enfermedades terminales solo con modificar sus prioridades. Solo diferenciando lo urgente de lo verdaderamente importante y defendiendo siempre los sueños contra viento y marea. Me puso muy triste saber que Randy murió el viernes. Me puso muy contento saber que pudo superar incluso el principal de todos los obstáculos: la muerte. Porque su última lección quedará para siempre…


    http://www.alfredoleuco.com.ar/2008/07/29/ante-la-muerte-una-leccion-de-vida/#more-87

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