sábado, 22 de marzo de 2008

Resucitar: pasar de la muerte a la vida


Antiguo testamento

Elías resucita a un niño.
Eliseo sucesor de Elías también resucita a un niño.
Una persona, que en contacto con los huesos de Eliseo, recobra la vida.
El profeta Ezequiel, por mandato de Yahaveh, profetiza sobre gran cantidad de huesos esparcidos en un campo y éstos se transforman en un ejército grande en extremo. (Ezequiel 37:10)

Nuevo Testamento

Jesús resucita al hijo de una viuda en Naín.
Jesús resucita a la hija de Jairo.
Jesús resucita a Lázaro.
Jesús, después de morir, resucita al tercer día.
Pedro resucita a Dorcas (Tabita).
Pablo resucita al joven Eutico


Resurrección de Lazaro






La muerte y la resurrección




La sábana del resucitado





La bacteria resucitada


Parece que la resurrección es un fenómeno común en la naturaleza

Descubren cómo una bacteria muerta logra volver a vivir

PARIS.– La ciencia acaba de descifrar un mecanismo de resucitación que abre un escenario científico extraordinario. El autor de este hallazgo es el biólogo franco-croata Miroslav Radman, de 62 años, que logró comprender el proceso de “resurrección” de Deinococcus radiodurans, una bacteria que aun después de muerta es capaz de volver a la vida en pocas horas.

Esa asombrosa capacidad le permite resistir en condiciones extremas y hasta sobrevivir a un nivel de radiación mortal para 5000 hombres. Después de ese tratamiento, que hace estallar sus cromosomas en centenares de fragmentos, la bacteria es capaz de reparar su patrimonio genético para volver a la vida.

El hallazgo abre perspectivas tan interesantes para la ciencia que la revista Nature le dedicó gran espacio al descubrimiento de Radman y su equipo de cuatro científicos de la Unidad 571 del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica (Inserm), de Francia. Ese interés se explica por las posibilidades que abre a la medicina regenerativa. Para el científico podría ser el primer paso en el terreno de la reconstitución neuronal y cardíaca. Pero de allí en más, todo sería posible. Hasta la vida eterna.


LA NACION dialogó telefónicamente con Radman, en la actualidad en la ciudad croata de Split, donde acaba de fundar el Instituto Mediterráneo para las Ciencias de la Vida ( www.medils.hr ). Su idea es reunir a jóvenes investigadores "a fin de generar una ciencia original e innovadora y donde puedan trabajar en plena libertad".

-La bacteria fue descubierta en 1956 y, desde entonces, científicos de todo el mundo trataron de descubrir sus mecanismos de resucitación. ¿Cuáles son sus características?

- Deinococcus radiodurans es una bacteria anodina. Está en todas partes y no es patológica, de modo que no hay que tenerle miedo. Algunas especies se encuentran sobre todo en los desiertos y sobre las piedras. Ese tipo en particular desarrolló una robustez mayor que la velocidad de su crecimiento. Contrariamente a muchas otras bacterias, Deinococcus es un organismo que se divide lentamente y que optó por sobrevivir donde los demás organismos no pueden hacerlo.

-¿Es la única bacteria con esas características?

-Hamilton Smith, premio Nobel de Fisiología 1978, trabaja desde hace años sobre otra bacteria parecida, una termófila, que vive en agua hirviendo y que no se daña porque sabe protegerse de esa agresión. Pero Deinococcus no sabe hacerlo y la radiación o la sequedad la afectan como a cualquier otro organismo y la matan. Pero ella es capaz de resucitar.

-¿Y cómo hace?

-Todo sucede en el nivel de los genes. Se trata de un sistema de reparación en dos etapas totalmente desconocido hasta hoy. La primera consiste en reunir en el orden correcto todos los fragmentos en una cadena lineal, que serán utilizados como modelo para iniciar la síntesis de ADN. La segunda etapa de recombinación genética consiste en reconstituir los cromosomas circulares de la célula por crossing over (transferencia de un gen o factor de un cromosoma a otro). Una vez que se restaura el genoma en forma idéntica, la síntesis de proteínas es nuevamente operacional: la célula vuelve a estar viva cuando podía considerarse clínicamente muerta.

-En otras palabras, mientras es posible reconstruir el genoma, es posible recomenzar la vida.

-Exactamente. Cuando el genoma está intacto, es posible volver a fabricar nuevas proteínas, lípidos, membranas Es posible rejuvenecer la célula con nuevas síntesis de ADN. Pero, claro, hay que saber hacerlo.

-¿Es posible intentar ese proceso con organismos más complejos que una bacteria ?

-Con Matthew Meselson, que fue mi profesor en Harvard y descubrió la forma en que se duplica el ADN, haremos una investigación en ese sentido. El trabaja sobre los rotíferos, son unos animalitos microscópicos que viven en los charcos de agua. Una vez que ese charco se seca, ellos también se secan. Meses después, cuando, en otoño, llega la lluvia, se rehidratan y reviven. El proceso es muy parecido al de nuestra bacteria. Pero éste es un organismo de la familia de las células eucariotas, que se reproducen sexualmente y también asexualmente, según la especie. También hay plantas, como ciertos tipos de musgos, que se secan durante meses y reviven cuando vuelven a estar en contacto con el agua. Con Meselson vamos a estudiar si esos animales y esas plantas tienen el mismo mecanismo de resurrección. Los rotíferos también son extremadamente resistentes a la radiación.

-Para usted, la primera aplicación de su descubrimiento -que ya fue patentado- podría ser la resurrección de las neuronas. ¿Por qué las neuronas?

-Porque Deinococcus , que se deshidrata en el desierto, es el paradigma de nuestras neuronas. Por suerte son robustas, pero después de una cierta edad se mueren por culpa de los accidentes vasculares, por la falta de oxígeno o por otras razones. Por eso decimos que la muerte irreversible de una célula se produce en el nivel de los genes. Si podemos reconstituir los genes, podemos evitar la muerte.

-Naturalmente, la pregunta fundamental es saber si es posible hacerlo con todos los genes.

-Si es posible hacerlo con un solo organismo vivo, que tiene el mismo tipo de proteínas y de ADN, tiene que ser posible con todos los demás. Hasta ahora no se podía decir gran cosa porque no sabíamos cómo se realizaba ese proceso. Hoy la respuesta es: sí, es posible.

-¿Y es factible?

-¿Por qué no? Quizás en cinco, 10 o 20 años.

-Deinococcus resucita. Pero ¿no se muere nunca?

-Sí. Si recibe una dosis extremadamente alta de radiación, su ADN no lo resiste. Se puede ir hasta 1 o 2 millones de rads y, en esos casos, se seca rápidamente. Si los fragmentos en que estallan los cromosomas son demasiado pequeños, no se pueden recuperar. En esos casos, es imposible reconstituir el genoma entero y la bacteria no puede resucitar. Esto quiere decir que no hay nada que pueda resistir a todo.

-Pero podría vivir eternamente si no fuera sometida a una agresión desproporcionada.

-Exactamente. Siempre digo que Deinococcus sería la mejor candidata para ir a poblar aquellos planetas deshabitados con características similares al nuestro. Hay científicos que piensan que la vida en la Tierra fue iniciada por bacterias venidas de otras civilizaciones.

-¿Y usted continuará trabajando sobre Deinococcus ?

-Sí, y lo haré sobre todo en nuestro nuevo Instituto de Investigaciones de Split. Allí invitaremos a los grandes especialistas que estudian en los laboratorios la vida y la muerte de los tejidos neuronales. Con ellos trataremos de montar proyectos multidisciplinarios que permitan aplicar nuestros conocimientos al estudio de las neuronas.

-¿Podríamos decir que usted acaba de fundar un instituto que trabajará para la resurrección humana?

-En broma, suelo decir que pediremos financiación al Vaticano para trabajar sobre la base molecular de la resurrección. Si Roma nos da el dinero, habremos ganado.

Por Luisa Corradini
Para LA NACION

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