lunes, 23 de junio de 2008

¿Habrá 70 doncellos en el Paraíso musulmán?

Las mujeres suicidas

Vestida con una larga túnica negra que la cubría hasta los pies, una mujer avanzó ayer despacio hasta la sede de gobierno de la ciudad de Baquba, situada al nordeste de Bagdad, y activó el potente cinturón de explosivos que llevaba puesto. La descarga se cobró en el acto la vida de por lo menos 15 personas e hirió a más de 40.

Hasta no hace mucho, esta noticia hubiese causado gran conmoción en Irak, donde las mujeres solían mantenerse al margen de la lucha sectaria que desangra el país.

El atentado de ayer, sin embargo, estuvo lejos de ser una novedad: fue el vigésimo primer ataque suicida protagonizado por una mujer en lo que va del año, una cifra que duplica la de todo 2007.

De hecho, desde la invasión norteamericana de Irak, en marzo de 2003, el número de mujeres terroristas suicidas ha crecido en forma sostenida, a tal punto que hoy, según los militares estadounidenses, representan el 28% del total de esos ataques.

En Israel, en tanto, en los últimos seis años por lo menos 88 mujeres palestinas han intentado seguir los pasos de Wafa Idris, una enfermera de 27 años que en enero de 2002 se convirtió en la primera terrorista suicida de la resistencia palestina.

Esta alarmante tendencia se extendió meses atrás incluso a Paquistán, donde en octubre de 2007 por lo menos 16 personas murieron a raíz del primer atentado suicida perpetrado por una mujer en el país.

Según los expertos en la materia, las mujeres hasta ahora cumplían más que nada un papel subordinado en los movimientos terroristas. Sin embargo, en los últimos años dejaron de limitarse al desempeño de funciones de apoyo y se transformaron en militantes de primera línea.

Las razones de este cambio son varias y complejas. Para Farhana Ali, una analista del centro de estudios norteamericano RAND, las mujeres que deciden convertirse en terroristas suicidas "suelen estar motivadas por razones más personales que en el caso de los hombres".

La venganza por la pérdida de un ser querido, el deseo de mejorar la condición de la mujer en su sociedad, la promesa del paraíso o bien la necesidad de restaurar su honor por una inmoralidad sexual son algunas de las causas por las que la mujeres deciden inmolarse.

Jerarquía patriarcal

Sin embargo, más allá de las razones personales, muchos analistas sostienen que detrás de la gran mayoría de las terroristas suicidas hay un hombre que desempeña un papel importante en su movilización, ya que el rol de la mujer en el mundo musulmán es dictado por la jerarquía patriarcal que rige el islamismo y a sus grupos terroristas.

Según Peter R. Neumann, experto en terrorismo internacional e investigador del departamento de Estudios de Guerra del King´s College, de Londres, los terroristas islámicos, incluso hoy, "promueven una visión de la sociedad en la que las mujeres son consideradas débiles e incapaces de participar de la vida pública, prescindiendo de esa cuestión del martirio heroico".

Sin ir más lejos, el número dos de la red Al- Qaeda, Ayman al-Zawahiri, despertó el malestar de cientos de mujeres en abril pasado cuando declaró, por Internet, que el papel de la mujer debería limitarse al cuidado del hogar.

Las declaraciones de la mano derecha de Osama ben Laden no sólo dieron pie en la Web a un sinfín de críticas entre las mujeres fundamentalistas que buscan ser terroristas, sino que además generaron gran confusión, porque no concuerdan con la realidad.

"Las mujeres están muy decepcionadas, porque lo que Al-Zawahiri dijo se contradice con lo que hoy ocurre en grupos terroristas iraquíes y palestinos. En éstos, cada vez más las operaciones suicidas están siendo llevadas adelante por mujeres", dijo Rita Katz, directora del site Intelligence Group.

Hoy en día existen, incluso, webs que alientan la jihad femenina, tal como la que impulsa desde Bruselas Malika el-Aroud, la viuda del hombre que en 2001 asesinó en Afganistán a Ahmed Massoud, jefe de la guerrilla que se enfrentó con los talibanes.

Ante esta nueva realidad, la duda que surge es: ¿por qué los fundamentalistas islámicos -más allá de los pedidos de Al-Zawahri- optan ahora por utilizar a las mujeres como terroristas suicidas?

Para los expertos, la intervención femenina en este tipo de ataques constituye, ante todo, una innovación táctica que permite burlar la seguridad de los gobiernos, dado que las mujeres se apartan de las reseñas y estereotipos de terroristas.

De hecho, dirigentes de Hamas, que, a diferencia de las milicias armadas de Al-Fatah, se negaron durante años a reclutar mujeres, justificaron, en 2002, el primer ataque suicida perpetrado por una mujer al alegar que a sus hombres se les complicaba cada vez más eludir el férreo control de los militares israelíes.

Sucede que el código de vestimenta islámico y la renuencia a palpar físicamente a las mujeres musulmanas facilita que éstas escondan explosivos debajo de sus ropas, lo que les permite circular sin levantar sospechas y sin ser detectadas. Tal como ocurrió ayer en Baquba.

Por Adriana M. Riva

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